Como tú bien apuntas, y aunque no me extendí mucho en el artículo, creo que he aprendido mucho de esto: no sólo de la parte más técnica que ya voy vigilando e iré entrenando para mejorar, sino de la parte psicológica: la lucha interior que has de librar o te mata o te hace fuerte. Cuando ves a mucha gente andando para llegar a la meta un diablillo, subido en tu hombro, no para de decirte: "¡párate ya! Venga tío, no te destroces, ...¡al carajo!". Sin embargo, el ángel bueno te dice: "no lo escuches, cierra los ojos y concéntrate, has entrenado, piensa en todo lo que llevas, venga, hombre, venga...". A veces tienes ganas de reír, otras de llorar... pero lo que de verdad importa es la constancia y seguir ahí. Esto ha de estar cercano al autoconocimiento oriental, ¿no?
Gracias por tu confianza, por compartir tus palabras y por ese aliento que me empuja a seguir creciendo.
Alentador comentario, Rafa
Y muchísimas gracias.
Como tú bien apuntas, y aunque no me extendí mucho en el artículo, creo que he aprendido mucho de esto: no sólo de la parte más técnica que ya voy vigilando e iré entrenando para mejorar, sino de la parte psicológica: la lucha interior que has de librar o te mata o te hace fuerte. Cuando ves a mucha gente andando para llegar a la meta un diablillo, subido en tu hombro, no para de decirte: "¡párate ya! Venga tío, no te destroces, ...¡al carajo!". Sin embargo, el ángel bueno te dice: "no lo escuches, cierra los ojos y concéntrate, has entrenado, piensa en todo lo que llevas, venga, hombre, venga...". A veces tienes ganas de reír, otras de llorar... pero lo que de verdad importa es la constancia y seguir ahí. Esto ha de estar cercano al autoconocimiento oriental, ¿no?
Gracias por tu confianza, por compartir tus palabras y por ese aliento que me empuja a seguir creciendo.
Un abrazo.