Desde el pasado lunes, 4 de julio de 2011, tengo cuenta en Twitter. Después de sopesar durante mucho tiempo si el mantener la presencia en esta red social era más positivo que negativo, me he decidido a darle una oportunidad. Mi análisis ha manejado los siguientes parámetros:
Desde el lado negativo me condicionaba el vértigo que sentía al intentar seguir el ritmo de publicaciones de los más activos, la gestión del "timeline" (la página de inicio que va agregando todo lo que publican la gente/medios que sigues) es una auténtica locura desbordante. Si a los n (cuando n tiende a infinito) "tweets" por minuto que van apareciendo en ella les unes los m enlaces incorporados en los mismos y que te conducen a mucha más información... ¡misión imposible! La única posibilidad de gestión es tratarlo como si de una lectura de titulares se tratara.
Y tú, ¿cómo lo haces?
Hace unos días escuché que Twitter es para opinar, Facebook para conversar y el blog para reflexionar. Quizá éste sea el verdadero motivo de ser de cada uno. Twitter es eminentemente público. Facebook surgió (ya se que ahora permite ser utilizado casi como twitter) para ser "básicamente" privado, con suscripción mutua de seguidor y seguido. En Twitter puedes serguir sin que te sigan. Así, desde el lado positivo, la facilidad de compartir algo interesante simplemente pulsando un botón, que suele acompañar a todos los artículos publicados en lugares de Internet que se precien (como este ;-), ver abajo), con todos tus contactos, es lo que me ha hecho animarme.
Y su inmediatez. Dicen que estar siguiendo un acontecimiento en Twitter se "aproxima" a lo experimentado en vivo y en directo :-O.
Los usos de Twitter son tantos como ejercicios creativos seamos capaces de realizar.
Sigo aclimatándome.