Siendo pequeño me aficioné a leer fábulas. Recuerdo que tuvimos, mi hermana y yo, un par de libros que recogían algunas de éstas escritas por diferentes autores. Va pasando el tiempo, pero sería capaz, poco a poco, de reconstruir casi todas ellas. Poco a poco porque si me lo propongo me bloqueo, pero de vez en cuando me vienen a la mente “llamadas” que me enganchan a una de ellas y en ese momento sí que soy capaz de recordarla completa, sin adornos pero con su desarrollo y su moraleja.
Comparto con Eloy Moreno la manera de sentir la vida. Me refiero al Eloy Moreno autor. Y lo descubrí cuando leí su primer libro: “El bolígrafo de gel verde”. Como ya escribí aquí, no sólo ciertos pasajes fueron capaces de hacerme sentir el dolor más encarnizado, sino que durante toda la historia fui presintiendo el compartido mensaje que acaba derramándose en las páginas finales.
La dignidad es uno de esos conceptos que todos empleamos pero que pocos, estimo, sabríamos definir con claridad. Yo llevo años intentándolo y aún hoy creo que no ando muy suelto haciéndolo. La idea que tengo de ella la obtuve al leer este libro: La lucha por la dignidad (José Antonio Marina y María de la Válgoma. Edición 2005). Es uno de esos conceptos en continua construcción, como la libertad, una tierra conquistada palmo a palmo por el hombre con miles de esfuerzos y sacrificios.
I wrote about the book "The girl who played with fire" on this blog some days ago. Today I would like to write about the information security aspects that appear in the novel.
Once again, the author is very well informed about the subject. Lisbeth has developed her own trojan (software that is intended to perform, simultaneously, a desirable (expected) effect and a covert (unexpected) effect) called "Asphyxia 1.3". You can read this direct description:
Hace unos días hablaba aquí del libro "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina". Dejé pendiente una continuación centrada exclusivamente en los aspectos más relevantes que recogía el libro concernientes a la seguridad de la información y técnicas de intrusión.
A este respecto encontramos un conjunto de ideas otra vez genialmente documentadas. Lisbeth ha desarrollado su propio "troyano" denominado "Asphyxia 1.3". Os dejo la descripción textual:
Siempre me han llamado la atención este tipo de historias. Tiran de mí con tanta fuerza que no puedo escapar. Supongo que se debe a ese idealismo que se niega a desaparecer por más que me de de bruces contra la dura realidad. Ese que la propia Lisbeth Salander refleja en este pensamiento sobre Mikael Blomkvist: "un salvador del mundo que pensaba que podría cambiarlo todo con un libro".
Mi música para este libro es "Don't live me now" de la extraordinaria banda "Supertramp", porque me desgarra tanto la fuerza de los instrumentos y el grito llorado de Roger Hodgson como lo ha hecho el libro.
Una vida -cualquiera- se resume en una serie de acontecimientos especiales, de puntos y aparte. Puntos que, por más tiempo que transcurra, permanecen intactos en la memoria, remanentes hasta el mismo día en que nos alcanza la muerte.
...
No suelen ser hechos trascendentes, sino simples momentos tan insignificantes para cualquier otra persona como especiales para uno mismo: el primer "te quiero", la muerte de un familiar o la muerte de un ser querido, la frontera que traza el primer "usted", el temblor de piernas incontrolable tras un accidente, las noches pasadas en un hospital prometiendo cosas a un dios que después olvidas, el primer beso en los labios o el primer beso en la boca -nunca es lo mismo-, la peor discusión con tu mejor amigo, ver tempranear el sol, la cicatriz más grande del cuerpo, el brotar de una vida, las noches en casa de los abuelos, descubrir que una pesadilla ha sido una pesadilla o la primera vez que comprendes que siempre que alguien quiere comprar hay alguien que, al final, vende.
Hoy, domingo 29 de mayo de 2011, apareceré en la pequeña pantalla contribuyendo con mi grano de arena a la difusión de la lectura. Gracias al programa El público Lee que presenta Jesús Vigorra en CanalSur 2 he tenido la oportunidad de leer Un momento de descanso de Antonio Orejudo.
La experiencia de la grabación del programa fue muy agradable. El equipo humano con el que me encontré hizo que me sintiera en todo momento como en casa. Tuve muy buenas sensaciones, o mejor dicho, no tuve ninguna sensación de presión ni nerviosismo mientras grababa por lo que debe de haber salido todo muy natural. Ya lo comprobaré esta tarde (19:55 por CanalSur 2).
Del libro comentaré sólo unas cuantas generalidades pues el reto en esta entrada es doble: no puedo reventar ni el libro ni el programa ;-).
Hoy, mi querido compañero SanNico, me ha regalado un buen momento. Ha compartido conmigo uno de los personajes del libro que se está leyendo. El libro es el que figura en el título de este artículo. Su autor: Eloy Moreno.
En la página 101 del libro aparece el siguiente párrafo:
No le llamamos Godo porque tenga unos kilos de más o una 'r' de menos, no, eso es una pequeña broma suya. La razón es que Godofredo es un nombre muy 'fredo', como dice él con su permanente sentido del humor. Godo es capaz de jugar con las palabras como quien juega con los dedos. Tiene una de las mentes más creativas que he conocido, es una persona en el lugar equivocado. Godo podría ser escritor, escultor, cantante, en fin... artista de cualquier tipo, pero ha estado desaprovechando su vida entre líneas y líneas de código.