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Lo que más me agrada es que yo detecté que tú sabías que ese párrafo no acababa de funcionar. Quiero decir: me agrada por lo que supone de cercanía entre nosotros.
Me parece fina esa distinción entre libertad referida a la acción o a la posibilidad y la dignidad como estado. Creo que la discrepancia en nuestras interpretaciones de la dignidad estriba en que para ti ésta tiene grados y para mí no. Cualquier hombre, haya hecho lo que haya hecho, tiene dignidad POR EL HECHO DE SER HOMBRE. En cuanto a la libertad, podemos hablar de grados de libertad en el sentido de que una persona con más opciones para elegir es más libre, pero, desde otro punto de vista, definiendo sin más la libertad como capacidad de elegir, tenemos que ya es libre el que sólo tiene para elegir entre A o B, tan libre (es decir, con esa capacidad de elección) como el que puede elegir entre todas las letras del abecedario.
Ahora debería hablar de la fundamentación de la dignidad, de por qué somos dignos y de por qué es digno quien atenta contra la dignidad de los demás. Pero eso queda para otro momento.
Lo que sí te agradezco es tu comentario sobre Los miserables. Yo he visto en el cine estas vacaciones la película del musical, que está bien para quien guste de esas canciones. En cuanto a la novela, me consta que a Vargas Llosa le encanta, y yo también la tengo a la cola para leerla, porque no hace mucho leí Nuestra Señora de París, la historia del jorobado de Notre-Dame, y me sorprendió gratamente por cuanto se aleja de la historia tal y como la cultura popular nos la ha transmitido.
En fin, yo también me callo ya.

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